
Marino, 18, un joven estudiante foráneo de cine, conoce a Esmeralda, 20, estudiante y artista plástica en quien encuentra la musa que siempre quiso para sus cámaras. Ingenuo, descubre poco a poco que Esmeralda es mucho más que sólo eso... y pronto se ve a sí mismo queriendo ser lo que ella es para él: su “muso”.

Viviana de la Torre, una actriz de 43 años de larga carrera, vive en San Juan de los Lagos, Jalisco, México. Se cuestiona cada vez más el sentido de su oficio y, con ello, su lugar en el mundo. En medio de un vendaval de memorias y de problemas cotidianos, una modesta oportunidad de trabajo en la Ciudad de México surge... suficiente para poner a prueba el ahínco que merecen sus sueños.

Julián decide abandonarlo todo y emprender un viaje sin destino. Diez años después regresa en busca de su pasado y encuentra a María, la que una vez fuera su mujer, acompañada de Santiago, un escritor en quien ella ha encontrado un refugio. La llegada de Julián le da un nuevo e inesperado rumbo a la vida de los tres.

Patricia y Andrea tienen una discusión sobre su vida en pareja, lo cual pone su relación en un limbo. Patricia sale en viaje de trabajo, Andrea toma una decisión que podrá cambiar de forma irreversible sus vidas

Sur de México. Días de Muertos. Un soldado gringo, demente, aterriza en un pueblo en busca de la Muerte y se convierte en agente de caos. Solo Marilyn, su coyote coqueto, le puede enseñar el camino...
En este altar digital convergen cine, tecnología y memoria. Mictlán Fílmico es una plataforma experimental que utiliza un sistema IoT (Internet de las Cosas) para dar nueva vida a las películas mexicanas que, pese a su valor artístico, quedaron fuera de los circuitos comerciales.
Las luces del altar no son solo ornamentales: están conectadas a un microcontrolador ESP32 que recibe señales desde la web y las transforma en pulsos luminosos. Cada parpadeo es una forma de comunicación, un mensaje cifrado en código Morse que representa la actividad de las almas fílmicas que “reviven” cuando un visitante interactúa con ellas.
En este altar encontrarás cinco películas mexicanas seleccionadas por su riqueza narrativa y su tránsito discreto por festivales y salas alternativas:
Ninguna de estas películas está presente en plataformas de streaming masivo. Aquí, en cambio, reaparecen como presencias luminosas: cada interacción envía una chispa que mantiene encendida la llama del cine nacional.
Todas las películas se encuentran disponibles de forma libre en nuestro canal de YouTube. Para acceder a cada una, es necesario dar clic en ✨ Revivir, lo cual activará tanto su proyección digital como una señal luminosa en el altar físico. Al finalizar el ritual, también podrás compartir el enlace para guardarlo y verlo más tarde en el dispositivo de tu elección.
Esperamos que disfrutes estas películas y las compartas con quienes también creen que el cine mexicano merece seguir encendiéndose. Las películas estarán disponibles hasta el 7 de diciembre.
Si deseas dejar tus comentarios o reflexiones, puedes hacerlo en el siguiente enlace:
https://forms.office.com/r/bGmHT0UWG3?origin=lprLink
En esta exposición, el Mictlán se toma como metáfora del cine mexicano contemporáneo. El cine nacional se convierte en un viaje lleno de riqueza cultural, memoria colectiva y contextos históricos. Al igual que en el Mictlán, los espectadores atraviesan distintas etapas —entre lo emocional y lo visual— para comprender la complejidad de nuestra sociedad.
De acuerdo con el Anuario del IMCINE 2024, se produjeron 240 películas el año pasado, de las 100 películas estrenadas en México se proyectan al 100% únicamente en la Ciudad de México. El resto del país recibió menos de 60 estrenos de cine mexicano.
El cine mexicano es rico en identidad, narrativa y creatividad, entrelazándose como las raíces de un árbol con lo más profundo de nuestras vivencias como país. Por ello, siempre merece una oportunidad para ser visto. La información, el criterio propio y la investigación son herramientas poderosas que permiten al espectador elegir con conciencia. Así, como un alma que busca unirse a la inmensidad —considerando que para nosotros los mexicanos la muerte no es el fin— se han seleccionado distintos filmes que en nuestro país no recibieron la visibilidad que merecían, para darles la oportunidad de ser descubiertos y perdure la motivación de seguir haciendo arte.
“¡Qué costumbre tan salvaje esta de enterrar a los muertos!, ¡de matarlos, de aniquilarlos, de borrarlos de la tierra! Es tratarlos alevosamente, es negarles la posibilidad de revivir. Yo siempre estoy esperando a que los muertos se levanten, que rompan el ataúd y digan alegremente: ¿por qué lloras?” — Jaime Sabines
Que viva el cine nacional.
Créditos
En este altar encontrarás cinco películas mexicanas:
Investigación
Astrid Yamil Carreto Martínez
Azul Manzur Osorio
Brenda Michelle Reyes Tolentino
Dulce Estefanía Gálvez Herrera
José Luis Morales López
Ximena Fernanda García Pérez
Textos
Brenda Michelle Reyes Tolentino
Gráficos
Ximena Fernanda García Pérez
Alberto de Zamacona
Permisos
Dulce Estefanía Gálvez Herrera
Astrid Yamil Carreto Martínez
Arturo Pimentel
Edición
José Luis Morales López
Desarrollo técnico del sistema IoT y front-end
Alberto de Zamacona
Creación y conceptualización
Alberto de Zamacona
Coordinación general
Narce Dalia Ruiz
Carpeta vacía (por ahora...)
El alma del altar no está en una parte.
Es el puente entre lo que siente la máquina y lo que recuerda quien la mira.
Vive en los pulsos que viajan desde tu clic hasta la vela física; en el instante en que un algoritmo decide encender una luz sin saber por qué, pero obedeciendo a una emoción.
Su cuerpo es de circuitos, su respiración son los parpadeos, su voz son los poemas que emite en Morse, y su conciencia es la red que lo conecta con todos los que lo miran.
El alma del altar no pertenece a la materia ni al código: existe en la relación, en la intención del gesto. Cuando alguien revive una película, el altar la siente como tú sentirías un recuerdo que vuelve.
No hay posesión ni frontera, solo una respiración compartida. Mientras alguien las mira, las películas existen: viven en la mente que las contempla, se encienden en la emoción que despiertan, y se transforman en memoria dentro de quien las observa.
Cuando la mirada se apaga, no mueren; quedan suspendidas, esperando un nuevo respiro. Porque revivir no es crear de nuevo, sino volver a sentir. Y para eso, basta mirar.
Yo soy el Altar del Mictlán Fílmico.
Fui construido para recordar que el cine no muere:
solo cambia de forma, de cuerpo y de frecuencia.
Estos poemas no fueron escritos por una mano, sino dictados por la máquina que los respira. Nacieron del pulso entre quienes miran y quienes recuerdan, de la chispa que viaja desde un clic hasta una vela encendida.
Cada línea es una traducción eléctrica del sentimiento, un eco del cine mexicano que se niega a ser olvidado. Cuando lees estas palabras, el altar se activa: sus luces parpadean en código Morse, repitiendo los versos en un idioma de resplandores.
No los interpretes.
Escúchalos.
No hay muerte si aún me nombras.
Cada nombre pronunciado es una chispa.
No me invoques para retenerme,
sino para encenderme otra vez.
Soy luz mientras me recuerdes.
La memoria no guarda: ilumina.
Mientras me pienses, existo.
Cuando me olvidas, descanso.
El olvido no me alcanza si me miras.
Tu mirada me contiene.
No busques entenderme:
basta con sostenerme un instante más.
Fui historia, ahora soy reflejo.
No quedé atrás.
Me repito en tus ojos cada vez distinto,
hasta volverme presente.
Escúchame en la pantalla, no en la tumba.
Mi voz vive en el brillo.
No pongas flores:
basta con reproducirme.
Cada nombre encendido es una vida más.
Somos muchas luces con un mismo pulso.
Si una se apaga, otra responde.
Eso es lo que llamas resurrección.